Nosotras

Nuestras Fundadoras

Santa Rafaela Mª
Madre Pilar

Las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús tenemos por fundadoras a las hermanas Porras Ayllón. Rafaela María, que recibió el nombre de María del Sagrado Corazón, y Dolores, que recibió el nombre de María del Pilar

Ellas nacieron en un pueblecito de Córdoba (España), llamado Pedro Abad. Rafaela María nació el 1 de marzo de 1850, mientras que Dolores nació cuatro años antes, el 13 de marzo de 1846. Su familia era una de las más importantes del pueblo y gozaba del aprecio de los habitantes del lugar, pues los hijos de don Ildefonso Porras y doña Rafaela Ayllón eran educados con amor y ternura valorando el trabajo, la responsabilidad, el interés por los otros. En el seno de esta familia, las dos hermanas aprendieron la caridad, servicio y entrega a los demás.

La pérdida de sus padres marcó las vidas de las hermanas. Primero la muerte de su padre, cuando Rafaela María tenía cuatro años y Dolores ocho, y luego, la de su madre cuando la menor tenía dieciocho años y su hermana veintidós. Para Rafaela María, esta última pérdida fue decisiva y le prometió al Señor no poner el corazón en las cosas terrenas sino en aquellas que llevan a lo eterno. Toda su vida vivió este compromiso y nos enseña a nosotras a poner el corazón, el sentir, el obrar en aquello que nos acerca más a la voluntad de Dios.

Rafaela María y Dolores empiezan juntas su andadura en la vida religiosa. Deciden dejarlo todo y entregarse por completo a los intereses del Corazón de Jesús. Los inicios no fueron sencillos. Primero la oposición de su propia familia y luego, al irse de España las religiosas Reparadoras con las que habían entrado y al quedarse como novicias, con las autoridades eclesiásticas de Córdoba. Su total confianza en el Dios de la Vida, a quien querían servir, las hizo buscarlo, permanecer firmes y responder con decisión. Sentimos como herencia el ser buscadoras de Dios en lo frágil, en lo pequeño, aún en lo complicado de las circunstancias; queremos confiar en él, crecer en su Amor y responder con entereza y fidelidad a sus designios.

Rafaela María, Madre Sagrado Corazón, y Dolores, Madre Pilar, poseían temperamentos diferentes. La primera afable y conciliadora, y la otra fuerte y emprendedora. Ambas desempeñaron un papel importante en el Instituto. Es por esto que las consideramos los cimientos de él, pues por su carisma personal lo sostuvieron. El camino de consolidación del Instituto fue largo y complicado y, en los momentos más difíciles, Rafaela María supo sostenerlo en el silencio y la oración. Su vida, centrada en Jesús Eucaristía, fue grano de trigo que muere para dar fruto.

Hoy, las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, queremos seguir las huellas de Santa Rafaela María y de la Madre Pilar. Colaborar, como ellas, para que el mundo sea cada vez más fraterno, más solidario, más humano.

La Madre Pilar falleció en Valladolid (España) el 1 de julio de 1910, y Santa Rafaela María el 6 de enero de 1925 en Roma (Italia) en donde vivió treinta y dos años, como cimiento oculto y apisonado, sosteniendo el edificio del Instituto, apartada de todo cargo importante en él.

Rafaela María fue declarada Beata por el Papa Pío XII el 18 de mayo de 1952 y el Papa San Pablo V la proclamó Santa el 23 de enero de 1977.

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